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 bién como el Siglo de las Luces, un grupo de pensadores europeos se dieron cuenta de que la única manera de mejorar el mundo era a través del conocimiento y la educación. La ignorancia y el os- curantismo, que tanto mal habían hecho a la humanidad, debían de- jarse a un lado definitivamente y ser suplantados por la razón y el conocimiento, únicos salvadores e iluminadores del mundo. Las palabras del filósofo prusiano Im- manuel Kant (1724-1804) “¡Atré- vete a saber!” fueron uno de los le- mas de la Ilustración, nombre con el que se conoce a este movimien- to intelectual, a cuyos seguidores se les denomina “ilustrados”.
Los aires de la Ilustración llega- ron a España en la segunda mitad del siglo XVIII1 en un momento en que el país se encontraba en una penosa situación económi- ca. Nuestros ilustrados se dieron cuenta de que, una vez más, la fal- ta de educación del pueblo era la causa de todo.
Para intentar solucionar este problema, en el último tercio del siglo XVIII empiezan a surgir aso- ciaciones locales formadas por ilustrados (nobles, clérigos, bur- gueses y militares) con el objeti- vo de difundir entre el pueblo los nuevos conocimientos científicos y técnicos que se estaban desa- rrollando y aplicando en otros países, avances necesarios para sacar a España del atraso tecno- lógico en el que se encontraba
1 El conocimiento de las ideas de la Ilustración no llegó a España a través de las universidades, sino de las “tertulias” en casas particulares o en los cafés. Una de las tertulias más conocidas tenía lugar en la casa de Pedro Rodríguez de Campomanes.
económicas. Estas asociaciones locales de ilustrados constituyen las llamadas Sociedades Económi- cas de Amigos del País2.
Entre 1774 y 1775, Pedro Rodrí- guez de Campomanes, fiscal del Consejo de Castilla3, con el permi- so del rey Carlos III, envía unas cir- culares a las principales autorida- des civiles y eclesiásticas de toda España4, instándoles a fundar
Carátulas de las circulares o discursos de Campomanes
Sociedades Económicas en cuyo seno se crearían establecimientos no estatales de educación popu- lar.
Para dar ejemplo, el 16 de sep- tiembre de 1775 se inaugura ofi- cialmente, en las Casas Consisto- riales de Madrid, la Real Sociedad
2 La primera en crearse fue la Real Sociedad Bascongada (ortografía de la época) de Amigos del País, fundada en 1765.
3 Cargo que corresponde con el actual Presidente del Consejo de Ministros o Presidente del Gobierno.
4 De la primera circular, titulada “Discurso sobre el fomento de la industria popular” (1774) de 198 páginas, se distribuyeron 30.000 ejemplares. La segunda es un documento similar que lleva por título “Discurso sobre la educación popular de los artesanos y su fomento” (1775) consta de 475 páginas.
Madrid. Sus primeros estatutos fueron sancionados por Carlos III el 9 de noviembre del mismo año. La Sociedad Económica Matriten- se sirvió de modelo para las Socie- dades Económicas que se fueron creando después por todo el país; su lema, que se puede leer en su escudo, fue y sigue siendo en la actualidad: “Socorre enseñando”.
Las actividades de la Matritense se dividían en tres asociaciones o clases: agricultura, industria y artes y oficios. Mientras la cla- se de industria se ocupaba de la creación de escuelas populares, la clase de artes y oficios dirigía las enseñanzas pre-profesionales de oficios y artesanales.
Las primeras escuelas populares o escuelas industriales, a las que también se llamaría escuelas pa- trióticas, se crean en 1776; eran escuelas de hilar, en ellas se en- señaba, tanto a hombres como a
mujeres5, a trabajar el lino, el cá- ñamo, el algodón y la lana, mate- rias primas de la industria textil. En años posteriores se van crean- do escuelas de tejer y de bordar. Los alumnos de estas escuelas eran los ciudadanos más margina- dos de la sociedad: mendigos, va- gabundos, hijos huérfanos de los soldados extranjeros, presidia- rios6 ... Los ilustrados pensaban que el aprendizaje de un oficio les haría ciudadanos honrados y úti- les para la sociedad.
5 Los ilustrados creían en la igualdad intelectual de hombres y mujeres, según Campomanes “la falta de educación del sexo femenino es lo que hace parecer a la mujer de inferior capacidad e ingenio”.
6 Por esa razón al edificio en que se instaló se le llamó la Casa de los Desamparados.
Fuera de protocolo
 Socorre enseñando
Ana Isabel Busto Caballero. Doctora en Económicas. Licenciada en Matemáticas En el siglo XVIII, conocido tam-   y para fomentar las actividades   Económica de Amigos del País de
              












































































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